martes, abril 24, 2007

TAMARA DE LEMPICKA




"Y, sin embargo, pese a tantos cuadros sin interés, algunos de sus retratos y de sus desnudos siguen atrayéndonos, tal vez porque son ya para nosotros el reflejo oscuro de una época vigorosa y ruin, atrevida y obsesiva, ansiosa y degradada. Los personajes retratados parecen tener una ausencia vital deliberada: no es que hayan sido sorprendidos en aquella posición, sino que prescinden del espectador, de quien los mira, porque tienen una actitud elitista ante el mundo, que refleja la propia mirada de Tamara. Sus personajes son fríos, distantes, aunque se dejen ver; les gusta saberse admirados, pero rechazan entrar en contacto con el populacho. Apenas hay gentes del pueblo llano en los cuadros de Tamara. Ella misma tuvo años de estrecheces y bohemia, pero eran años de juventud, y todo era aún posible. Su propia vida, y la de los personajes que retrata, transcurría así, como en sus cuadros, rodeada de un mundo donde los problemas atenazaban siempre a otros y estaban lejos. Aunque hubiera excepciones, porque las pasiones dominan los sentidos y la vida: no hay más que reparar en Tamara yendo a buscar marineros a los bajos fondos de París, yendo a encontrarse con el sexo oscuro: es el reflejo de la mujer que busca la excitación imprescindible para aguantar el sopor de su existencia, del acomodado vacío en que se ahogaba, igual que hacían algunos personajes de la Barcelona burguesa, como nos cuenta Sagarra en Vida privada, que bajaban al barrio chino barcelonés, a buscar sexo y cocaína, porque sospechan, saben, que allí, en los barrios populares, pueden encontrar la verdadera vida."
"Tenía una sexualidad desbordante que le llevó a frecuentar sexualmente a hombres y mujeres, y a probar las drogas, a organizar fiestas y orgías, en las que se paseaban sirvientes desnudos. Se convirtió, durante unos años, en el prototipo de la mujer moderna, que ha conquistado su independencia personal, como si fuera un precedente del moderno feminismo; una mujer que se retrataba a sí misma en automóvil, con reflejos del futurismo de Marinetti, como vemos en el famoso Autorretrato en el Bugatti, que se ha convertido en su más célebre cuadro, aunque no tenga un gran valor artístico. Sin embargo, no había dejado de ser una hija del antiguo régimen, cuyas transgresiones apenas eran una diversión de burguesa alborotada, una impostura, un entretenimiento para colmar una desbordante ansiedad sexual envuelta en cocaína. Mentía, además, mintió siempre sobre ella misma. Era una mujer contradictoria, amante del gran mundo, con una obsesiva aversión al comunismo, eslava, medio polaca y medio rusa, apasionada por la modernidad, por los rascacielos y los coches, que otorgaban a las modernas ciudades americanas el perfume del futuro. Cuando llega a América, aún le quedaban muchos años por vivir, pero Tamara de Lempicka había muerto en 1939, aunque ella misma no lo sabía. "

Ya sabeis : Retrospectiva sobre Tamara de Lempicka. Casa das Artes de Vigo (Policarpo Sanz, 15). Del 18 de abril al 15 de julio de 2007

5 comentarios:

Loredana Braghetto dijo...

pero qué lindo está tu blog,.

Anónimo dijo...

Gran pintora y un mas grande personaje! Me encanta Tamara Lempicka

El detective amaestrado dijo...

Buf, no sé si pasar o no...da algo de miedo

Jane Doe dijo...

puse un post parecidisimo en mi blog, con el mismo artículo, y la misma foto! jajaja! que coincidencia!

Sakura dijo...

Me encanta tu blog, y me encanta "La bella polaca".

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